Quién es Claudio Boada, el hombre de los 25.000 millones y el primero que alzó la voz contra Sánchez
A mediados del año 2012, con España sumida en la mayor crisis económica vivida en democracia, el mayor fondo de inversión del mundo, Blackstone, puso sus ojos sobre el país.
El fondo estadounidense apostó por una próxima recuperación de la economía española, y designó entonces a Claudio Boada como su representante en el mercado ibérico.
Para Blackstone, era el momento de aprovechar la caída de los precios del sector inmobiliario español, hecho unos zorros tras el pinchazo de la burbuja, en 2008, y preparar el terreno para una futura revalorización de los activos.
Claudio Boada (Barcelona, 1952), lleva desde mediados de los años setenta trabajando en el sector financiero internacional. Durante los años noventa y principios de siglo ocupó cargos de responsabilidad en Lehman Brothers, abandonando el puesto en 2006, dos años antes de que el banco estadounidense protagonizara una quiebra histórica. Entre 2004 y 2012 presidió el Círculo de Empresarios, entre otros muchos cargos.
En el Hotel Villa Magna, uno de los más lujosos de Madrid, se le preguntó entonces a Claudio Boada, recién nombrado representante de Blackstone, qué tipo de activos en España resultaban interesantes para el fondo estadounidense.
Boada se quedó unos segundos pensando, miró a su alrededor y dijo: «Esto. Este hotel, compraríamos este hotel». Blackstone se preparaba para desplegar en España su artillería financiera, y Claudio Boada sería quien dirigiría el desembarco.
Blackstone no compró el Hotel Villa Magna. Pero sí otros doscientos establecimientos hoteleros, decenas de miles de hipotecas, de viviendas. En total, el fondo ha invertido en España cerca de 25.000 millones de euros desde que Boada fuera nombrado su representante en el país.
En marzo de 2014, Blackstone compró 40.000 hipotecas problemáticas de Catalunya Caixa, invirtiendo 3.615 millones de euros. Con la operación, se inició una fase de liberación de activos problemáticos de la banca española, que amenazaban la estabilidad del sector.
Después vendrían las compras de la plataforma hotelera de Sabadell, HIP, por 630 millones de euros; la de la Socimi Hispania, por 2.000 millones; o la compra del ladrillo tóxico de Banco Popular, junto con Santander, por más de 5.000 millones. También la adquisición del 50,01% de la Socimi de pisos en alquiler Testa, por 947 millones; y la del grupo de juego Cirsa, valorada en 2.000 millones.
Recriminación pública al Gobierno
El Presidente de Blackstone en España fue de los primeros empresarios en alzar la voz contra la política económica del Gobierno de Pedro Sánchez.
En noviembre de 2018, cinco meses después de que Sánchez desalojara de la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy, Claudio Boada asistió a un desayuno organizado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos en España, con la asistencia de la Ministra Nadia Calviño, celebrado en el mismo hotel que seis años antes había llamado su atención.
El Gobierno comenzaba entonces a dar señales de lo que pretendía ser su política de vivienda, atenazado por su socio de Gobierno, Unidas Podemos, especialmente reivindicativo en este ámbito. Para el partido de Pablo Iglesias, Blackstone era el demonio.
En un momento dado, ante más de medio centenar de empresarios, Boada cogió el micrófono, y en presencia de la Ministra Calviño, advirtió que veía «con preocupación» los planes adelantados por el Gobierno sobre el alquiler de vivienda, y recordó que Blackstone había «apostado por España en los peores años de la crisis», y requirió a la Ministra de Economía «cauces de diálogo».
Abertis, nueva misión
Ahora, Blackstone tiene una nueva misión para Claudio Boada: ser su representante en el Consejo de Administración de Abertis, la compañía de autopistas controlada por ACS y la familia Benetton.
Tras una década trabajando para el mayor fondo de inversión del mundo, Boada templará gaitas en Abertis.
El intento frustrado de Florentino Pérez de hacerse con el negocio de autopistas del grupo italiano Atlantia, de los Benetton, ha propiciado cambios en el Consejo de la empresa española, en la que ACS y Atlantia se reparten la propiedad.
Blackstone se ha aliado con la compañía italiana, obstaculizando cualquier intento del presidente de ACS sobre Atlantia. La presencia de Boada en el Consejo de Abertis servirá para limar asperezas entre españoles e italianos.
«Boada habla el mismo idioma que Florentino, se lleva bien con todo el mundo, no está en Abertis para plantar batalla a ACS, todo lo contrario», comentan fuentes cercanas al ejecutivo español.
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